“Cruelty-free” es un término utilizado ampliamente en la industria cosmética desde finales de los años 90. Traducido literalmente del inglés, significa “libre de crueldad” e identifica a aquellos productos que no han sido testados en animales como parte de su proceso de elaboración: desde la selección de los ingredientes activos hasta el producto final.
El testeo en animales ha sido una práctica común en la historia. Existen registros de experimentos médicos realizados en animales vivos por Aristóteles, entre otros. Esta práctica se ha realizado en diferentes campos, desde la investigación médica y farmacéutica, pasando por los productos de limpieza e higiene, y por supuesto, la cosmética. A día de hoy, la experimentación en animales sigue vigente en la ciencia, con 200 millones de animales usados cada año.
La conciencia animalista impulsa el movimiento cruelty free, y se basa en argumentos sobre las evidencias de la ineficiencia del testeo animal, que frecuentemente no tiene valor predictivo en la aplicación a seres humanos y sin embargo es considerado el estándar de validación de activos, drogas o productos cosméticos.
Te damos un paseo por los orígenes del movimiento hasta la actualidad.
Historia del movimiento cruelty-free
El testeo animal en la legislación: orígenes
En 1938, tras daños producidos en personas a causa de un producto farmacéutico, la agencia federal estadounidense FDA (Food and Drug Administration) aprobó una ley que regulaba los controles sobre los productos farmacéuticos o cosméticos y establecía el test previo sobre animales como requisito obligatorio para su comercialización.
Un ejemplo de los tests desarrollados para probar la toxicidad de los activos fue el test Draize, desarrollado en 1944 para determinar la seguridad de los cosméticos para la piel y ojos. Esta prueba se realizaba aplicando el producto sobre los ojos de conejos vivos, que eran inmovilizados hasta por 2 semanas.
No es la única prueba que se ha valido de animales para asegurar la no toxicidad de los productos. Otras prácticas extendidas en la industria cosmética incluían administrar a la fuerza los productos a ratas, ratones y otros animales, proporcionándoles un exceso de los mismos para ocasionar su muerte y averiguar así la dosis letal.
Los inicios del movimiento cruelty-free
La lucha contra las prácticas inhumanas sobre animales en laboratorios se remonta a finales del s. XIX. En 1898, la activista Frances Power Cobbe fundó la asociación British Cruely Free International en Bristol.
Frances Power Cobbe fue una pionera de la lucha social, siendo también sufragista y activista por los derechos de las mujeres. La asociación British Cruelty Free unió a varias de las agrupaciones “anti-vivisección” que habían ido surgiendo en UK y Europa, y hacia 1940, contaba con 154 sucursales en el mundo.
La organización cambió su nombre en 1949 a BUAV (British Union for the Abolition of Vivisection) Esta asociación y sus investigaciones sobre la crueldad hacia los animales en laboratorios sería fundamental durante la segunda mitad del s.XX en los esfuerzos de lobbying para conseguir que el Reino Unido prohibiese por ley el testeo en animales.
Podríamos decir que la conciencia social contra el testeo en animales tomó fuerza definitiva en la década de 1980. La asociación PETA (People for the Ethical Treatment of Animals), gracias a sus investigaciones y esfuerzo activista, logró exponer la crueldad de los experimentos de laboratorio a la opinión pública y convencer a empresas y corporaciones de abandonar el “animal testing”. Por ejemplo, la conocida L'Oréal anunció que dejaban de testar en animales en 1989.
Sin embargo, los gobiernos de la UE no empezaron a posicionarse hasta 1990, y la primera prohibición oficial (en el Reino Unido) no llegó hasta 1998.
La prohibición de testar en animales en la UE
En 1959 se había publicado el estudio Principles of Humane Experimental Technique en el que Russell y Burch introducían alternativas a las pruebas en animales para eliminar las prácticas inhumanas de los laboratorios. Los principios de este tratado eran:
- Reemplazar: reemplazar el uso de animales vivos y conscientes por materiales
- Refinar: reducir la severidad de los métodos de test cuando se utilizaban animales vivos
- Reducir: reducir al máximo el número de animales utilizados en laboratorio para obtener la información deseada
Estos tres principios formaron el estándar sobre el que se desarrollaron las alternativas legales al testeo animal. En 1991 se creó en Europa la ECVAM: “European Centre for Validation of Alternative Methods”. El rol de esta agencia era el desarrollo y validación de métodos alternativos de testing.
El timeline de iniciativas que siguieron en la UE fue el siguiente:
- 1993: Primeras provisiones de una directiva para la prohibición de venta de cosméticos testados en animales
- 1997: Se pospone el plazo para entrada en vigor de la prohibición, debido a la falta de alternativas disponibles
- 2003: Nueva directiva europea para la prohibición: prohibición de testar en animales productos cosméticos finalizados, prohibición de testar ingredientes cosméticos, así como prohibición al marketing y venta de ambos
- 2004: Entra en vigor la prohibición de testar productos cosméticos finalizados en animales en la UE
- 2009: Entra en vigor la prohibición de testar ingredientes cosméticos y de vender y promover productos finales, aunque todavía se permiten pruebas en animales para los efectos más complejos en humanos (alérgenos, cáncer)
- 2013: La prohibición completa en la UE entra en vigor. Fin de las pruebas en animales para la industria cosmética
Entre 2007 y 2011, la Unión Europea destinó 238 millones de € a la investigación en alternativas al testeo en animales.
Después de las prohibiciones pioneras del Reino Unido, siguieron Israel, la UE, Noruega, India, Nueva Zelanda, Taiwan, Turquía y Corea del Sur. Latinoamérica también sigue las normas europeas a este respecto. Si bien Estados Unidos y Canadá no tienen legislación específica (sólo algunos estados de EEUU prohíben expresamente la venta de productos testados en animales), en EEUU el testeo en animales para la comercialización de productos sólo ha dejado de ser obligatorio.
¿Qué sellos y certificados cruelty free existen?
Las certificaciones que acreditan que un producto o marca están libre de crueldad animal son expedidas por asociaciones que velan por el bienestar de los animales.
Tres de los más reconocidos internacionalmente son:
- Leaping Bunny: https://www.leapingbunny.org/ Programa de certificación Cruelty free que se asocia principalmente a marcas y productos de EEUU. Es reconocido mundialmente como el sello cruelty-free más fiable.
- PETA: https://www.peta.org/ la organización pro-derechos de los animales más conocida del mundo. Sus iniciativas abarcan laboratorios, industria alimentaria, industria de la moda y del entretenimiento.
- Cruelty-Free International: https://crueltyfreeinternational.org/ la pionera nacida en UK, se centran en acabar con la experimentación animal.
Los diversos sellos y asociaciones publican periódicamente listas de marcas de cosmética aprobadas por estar libres de crueldad. La realidad es que, aunque la legislación de muchos países ya imposibilite la venta de productos testados en animales, la etiqueta cruelty free se ha venido utilizando como reclamo de marketing. Como argumento de venta queda algo anticuado, ya que las leyes se han puesto al día. Pero lo cierto es que la denominación se utiliza y los consumidores preguntan por ella.
China y el cruelty-free
Respondemos a la pregunta de por qué algunas marcas que se declaran “cruelty-free” (como L’Oréal) no cuentan con los sellos Cruelty Free de algunas de las asociaciones. Y es que, si estas marcas venden productos en China, muchas asociaciones por el bienestar animal no pueden darles luz verde.
China (un mercado de más de 50.000 millones de Euros en cosmética) obliga a que productos que se comercialicen dentro de sus fronteras se sometan a pruebas en animales. Las autoridades sanitarias aún exigen y realizan experimentos con animales para ciertos productos.
Incluso si los productos que una marca provee están libres de crueldad, las autoridades sanitarias chinas pueden decidir realizar ellas mismas los experimentos con animales para determinados productos cosméticos. Así que las asociaciones no pueden otorgar ninguna certificación cruelty free a esas marcas.
Alternativas al testeo en animales
Existen muchos productos en el mercado que utilizan ingredientes con un largo historial de ser seguros para el uso, y que no requieren testeo de ningún tipo. Las empresas de cosmética también pueden usar tests que no implican animales (hay más de 50 disponibles)
Hoy en día, la eficacia y la seguridad de los nuevos lanzamientos se garantizan con análisis in vivo (sobre voluntarios) e in vitro (sobre muestras) aunque algunas empresas han empezado a dar pasos en el cultivo de piel humana en laboratorio a base de células. Estos tejidos sirven perfectamente para testear la no toxicidad de nuevos activos, dejando a los animales fuera de la ecuación.
Recientemente, la asociación Cosmetics Europe y científicos de varios gigantes de la industria cosmética han publicado un estudio exponiendo un método de nueva generación para llevar a cabo experimentos cosméticos de forma segura.
¿Por qué SOMOS es cruelty-free?
Dejando de lado el hecho de que debemos serlo por ley (ya que nuestros productos son fabricados y vendidos en la UE) sí, los productos de SOMOS son cruelty-free porque estamos en contra del maltrato animal.
“La grandeza de una nación y su progreso moral se pueden juzgar por cómo ésta trata a sus animales” . M. Gandhi
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Referencias
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3123518/
https://ec.europa.eu/growth/sectors/cosmetics/ban-animal-testing_en
https://ethicalelephant.com/china-animal-testing-laws-2021/
https://www.humanesociety.org/resources/animals-used-experiments-faq#laws